Emigrar es sinónimo de estrés

Emigrar es sinónimo de estrés – Articulo original en “Tornare in Sicilia” de Chiara Crisci 

Cada proceso migratorio trae consigo expectativas, deseos, miedos, preocupaciones y… ¡mucho estrés! Como conté sobre las dudas e inseguridades de la expatriación, dejar Sicilia no fue una elección fácil. Más allá de mis motivaciones personales, la expatriación es un proceso emocional y burocrático complejo en el que muchos factores están fuera de nuestro control.

Decidir dejar todo atrás para mudarse al extranjero puede ser emocionante y aterrador al mismo tiempo: la emoción por la novedad y el deseo de cambio chocan con la tristeza de las despedidas y el miedo a lo desconocido. Otro conflicto común en la expatriación es aquel que enfrenta expectativas y realidad. Muchas personas tienden a idealizar la vida en el extranjero depositando deseos y esperanzas de éxito, bienestar y felicidad que pueden frustrarse por la realidad.

Cuando la imaginación choca con la realidad de la expatriación, nuestro nivel de frustración y estrés aumenta, transformando nuestra experiencia de expatriado de una emocionante aventura en una pesadilla.

Acompañando a las expectativas, están los miedos relacionados con la expatriación. El miedo es un sentimiento que siempre acompaña a los grandes cambios, ya sean positivos o negativos, pero cada persona lo proyecta en algo diferente. En mi caso, era el apego a las raíces: el miedo a convivir con la nostalgia de casa, a no poder estar presente en momentos de necesidad, a no tener la oportunidad de ver a mi familia con frecuencia, a perder momentos y personas que no volverían.

Durante una emigración, vivimos todas las emociones primarias de manera amplificada, pero el miedo es tal vez el que más nos acompaña. El miedo es una emoción desagradable que surge de la aversión natural al riesgo o la amenaza y que es responsable del aumento de los niveles de estrés y “reacciones orgánicas” en nuestro cuerpo.

El estrés es una reacción fisiológica del organismo, un “Síndrome General de Adaptación” que el médico austriaco Hans Selye definió como la respuesta que el organismo pone en marcha cuando está sujeto a los efectos prolongados de múltiples factores estresantes, como estímulos físicos, mentales, sociales o ambientales.

Le pregunté a la psicóloga Venerina Conti que me contara cómo y por qué la emigración puede causar estrés y cuáles son los principales efectos mentales, psicológicos y emocionales de una expatriación.

Efectos Mentales, Psicológicos y Emocionales de Emigrar.

Gracias, Chiara. La migración no es un proceso fácil para nadie. Requiere una gran dosis de coraje, fuerza de carácter, determinación y adaptabilidad. Yo misma viví y trabajé en casi 42 países, y cada vez que me mudé, hubo una gran perturbación en mi vida, a nivel mental, emocional y físico.

Naturalmente, los efectos de la migración variarán de una persona a otra y dependerán de factores como el motivo de la migración, las circunstancias subyacentes, el apoyo social y las condiciones de vida en el país de destino. Entiendo la euforia y el entusiasmo al soñar con vivir en un país diferente. Sin embargo, también entiendo los miedos aterradores y las incertidumbres que surgen del futuro desconocido que espera, especialmente si una persona se ve obligada a emigrar en lugar de tomar una decisión consciente de cambiar de país.

Desde el punto de vista mental, psicológico y emocional, la migración puede causar mucho estrés y ansiedad por varias razones. Las personas pueden preocuparse por los detalles de la migración, como los viajes, los gastos, las fechas, los modos de transporte, el traslado de bienes, etc. En estos escenarios, hay una tendencia a pensar demasiado. Nos preocupamos por la seguridad del traslado de nuestras pertenencias. Nos preocupamos por los gastos que tendremos. Podemos preocuparnos por los plazos y todo lo relacionado con los detalles de nuestra migración.

El estrés relacionado con la planificación y organización de la migración puede tener un impacto significativo en nosotros a nivel mental, emocional y físico. Gran parte de este estrés provendrá de la búsqueda de proveedores de calidad para el transporte, la búsqueda de alojamiento en el país de destino, la búsqueda de empleo, si es necesario, y la organización del seguro y la asistencia médica. También hay estrés adicional derivado de la decisión de cómo llegaremos al país de destino. Si tenemos mascotas, debemos preocuparnos por sus vacunaciones, sus pasaportes y las leyes sobre mascotas en el país de destino. Si tenemos hijos, nos preocuparemos por su integración y necesidades escolares.

Otro miedo que seguramente surgirá es el miedo a lo desconocido. Esto sucede cuando comenzamos a pensar en los desafíos e incertidumbres que surgirán en el futuro. Esto se destaca por preguntas mentales como: “¿Y si…?” En este caso, ninguno de estos miedos es real. Son construcciones mentales completamente infundadas porque el futuro aún no ha emergido. Es un estrés inútil que nos causamos al pensar demasiado. Este miedo ocurre cuando permitimos dudar de nuestra decisión de emigrar.

Otras preocupaciones se filtran cuando comenzamos a pensar en adaptarnos a una nueva cultura y entorno, y tal vez incluso en aprender un nuevo idioma; especialmente cuando alguien se considera no muy bueno con los idiomas. La perspectiva de no poder comunicarse es suficiente para paralizar a alguien en su progreso. Recuerdo haber tenido una conversación con un cliente que tenía miedo de mudarse al extranjero porque se preguntaba qué haría si se enfermara y no pudiera comunicarse con un médico. Esto denota dos miedos: la barrera lingüística y la autopreservación.

Cuando nos mudamos, es natural sentir tristeza al dejar a amigos y familiares, pero para un emigrante, esta tristeza puede llevar a construcciones mentales injustificadas de aislamiento. Pueden experimentar momentos de inseguridad con respecto a su capacidad para hacer nuevas amistades y encontrar apoyo en la comunidad, etc. Una vez más, esto es un miedo infundado causado por pensar demasiado. Lo digo porque a) el emigrante aún no ha experimentado completamente su propia migración y b) si una persona hizo amistad en su propio país, siempre hará amistad en el país de destino.

Uno de los mayores estreses de la migración proviene de la necesidad de superar procedimientos burocráticos y formalidades legales en el país de destino, como el permiso de residencia, la apertura de una cuenta bancaria, la búsqueda de un abogado o agente inmobiliario honesto y confiable y la prevención de estafas por parte de grupos que apuntan a extranjeros que migran.

Del trauma a la crisis de identidad cultural

Hasta este punto, he hablado de los estreses, preocupaciones y ansiedades que un emigrante promedio por elección puede enfrentar, pero si hablamos de emigrantes forzados a abandonar su país debido a guerras, hambrunas, persecuciones o catástrofes naturales, podemos agregar el trauma a la mezcla mental y emocional. Solo para aclarar, el trauma tiene un impacto grave en la salud mental. Los emigrantes que han sufrido un trauma inevitablemente desarrollarán el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

Posteriormente, después de que cualquier emigrante ha pasado tiempo en el país de destino, si las expectativas no se han cumplido y/o no pueden hacer que las cosas funcionen en ese país, incluso pueden comenzar a sentirse deprimidos, lo que lleva a un aislamiento real, una disminución de la autoestima y una falta de confianza en sus habilidades de toma de decisiones. La negatividad relacionada con sus fracasos puede nublar sus mentes y llevar a juicios pobres y decisiones equivocadas.

Algo que podría suceder es que un emigrante pueda terminar experimentando una crisis de identidad cultural. Esto ocurre cuando la persona que emigró deja de identificarse completamente con su cultura de origen y tiene dificultades para abrazar la nueva. En mi caso específico, adquirí y asimilé lo mejor de cada cultura en la que viví, lo que me impidió identificarme completamente con las culturas de mis padres.

Esta crisis de identidad cultural puede desarrollarse aún más en sentimientos de no pertenencia y aislamiento. El estrés, las preocupaciones y la ansiedad pueden tener un impacto grave en la salud mental, hasta el punto de causar depresión. La depresión y otros problemas de salud mental resultan en trastornos físicos, de los cuales hablaré en el próximo artículo.